En los primeros días de YouTube, el algoritmo de sugerencias era bastante primitivo. Por eso, los creadores de contenidos explotaban títulos clickbait, descripciones de vídeo engañosas y cosas así para conseguir más visitas. Como resultado, la experiencia del usuario en la plataforma se resintió considerablemente. Para solucionar este problema, el equipo de YouTube comenzó su búsqueda para mejorar el algoritmo alrededor de 2012. Con los esfuerzos de su equipo de ingenieros, YouTube incorporó métricas como el tiempo dedicado a ver cada vídeo y el tiempo de permanencia en la plataforma.
Esta primera versión del algoritmo recompensaría a los canales cuyos vídeos acumularan más tiempo de visionado. Si los espectadores de un vídeo lo veían hasta completarlo, ese canal y sus vídeos se sugerirían a más usuarios. Para que esta actualización del algoritmo funcionara a su favor, algunos creadores de contenidos empezaron a hacer vídeos más cortos para que los espectadores los vieran hasta el final. Otros fueron en la dirección opuesta para compartir vídeos más largos y aumentar su tiempo total de visionado.
Así, el equipo de YouTube se dio cuenta de que el tiempo que se pasa viendo un vídeo no equivale a la calidad del mismo. Entonces llegó otra actualización del algoritmo: YouTube introdujo mecánicas como Compartir, Me gusta y No me gusta para medir la satisfacción de los espectadores en 2015.
Para llevar las cosas un paso más allá, en 2016 se integraron herramientas de IA al algoritmo de sugerencias de YouTube. De este modo, empezó a hacer sugerencias más personalizadas y acertadas a los espectadores. Como resultado de esta importante mejora, el 70% del tiempo de visionado de los espectadores fue amasado por los vídeos que el algoritmo sugería en 2018.En otras palabras, el algoritmo mejoró significativamente a la hora de notar los patrones de comportamiento de los espectadores junto con sus gustos y satisfacción.
En los últimos años, el algoritmo de YouTube se enfrentó a otro reto: La moderación de contenidos. Aunque era muy bueno a la hora de encontrar los mejores contenidos para sugerir a los espectadores en función de sus gustos y su actividad previa, no consiguió reducir la difusión de información perjudicial y contenidos al límite. Incluso hoy en día, existe una plétora de contenidos que no violan las normas de la comunidad y, por tanto, no pueden eliminarse, pero que son incendiarios y difunden información falsa. Tanto los usuarios de YouTube como los gobiernos esperan que la plataforma impida que estos contenidos adquieran mayor visibilidad y causen daños a grupos especialmente protegidos de la sociedad.
La búsqueda más reciente y quizá la más difícil del equipo de YouTube hasta ahora es mejorar su algoritmo de forma que degrade los contenidos potencialmente dañinos y, al mismo tiempo, sea capaz de hacer recomendaciones de vídeos puntuales a los espectadores.